En su momento me chiflaban las de mi madre y las de mi abuela, que obviamente eran las mismas, así que servidora ha querido que la receta perdure, pero sin sufrimiento animal.
Cómo proceder con las bolitas
- Se pone la soja texturizada y la avena en una ensaladera honda y grande
- Se añade agua templada poco a poco, para que se vayan hidratando y formando una pasta, sin que lleguen a coger demasiada agua
- Se añade ajo y perejil muy picaditos y la salsa de soja o tamari junto con la cucharadita de sal
- Cuando ha cogido la consistencia de masa se hacen bolitas y se enharinan
- Cuando ya están todas, se calienta un poco de aceite, lo suficiente para que cubra la sartén
- Se mueve la sartén para que las bolitas rueden y queden doradas por toda su superficie
- Se quita el exceso de aceite dejándolas sobre papel de cocina, verás que se ha quedado una consistencia dura por fuera, eso es lo que queremos conseguir, para que en el siguiente paso no se deshagan
Para la salsa
- Se corta la cebolla en juliana
- En una cazuela se saltea hasta que se dore
- En un mortero se maja el diente de ajo, el perejil, las almendras y el azafrán
- Cuando está hecho una pasta se añade al mortero el medio vaso de vino de blanco
- Se colocan las bolitas sobre la cazuela y se vierte la mezcla de vino sobre la cazuela
- Pasados dos minutos se añaden los 2 vasos y medio de agua y se deja que cuezan las bolitas con la salsa durante 5 minutos
No sé si es porque me recuerda a mi infancia o qué me pasa con esta receta pero reconozco que es una de mis favoritas. Acompañada de una ensalada o verdura cocinada de cualquier forma ya es un plato perfecto.
