Una de las cosas que más me gusta del otoño es que es temporada de setas, desde pequeña he ido con mi madre y con mi padre a recolectarlas, así he ido conociendo algunas.
Obviamente hablo de las setas comestibles, esto es importante remarcarlo, porque setas hay muchas, pero no todas se comen, de hecho, hay algunas mortales, de ahí la importancia que tiene el recolectar sólo las que se conocen al 100%, si hay una mínima duda, entonces es mejor no recolectarlas. Si no tienes nada de idea, mi recomendación es que las compres en fruterías, así te aseguras de que esas se pueden comer.
En España, aparte del champiñón y otras setas de cultivo, no se consumen demasiado, no hay tanta cultura setera como en otros países. Entre las más conocidas están los boletus, las setas de cardo, los níscalos, las macrolepiotas, las setas de chopo, los cantarelus, … pero luego en función de la zona se conocen muchísimas otras. Como hay que ir al campo a recolectarlas, suelen tener un precio elevado, dependiendo de las condiciones climáticas del año, hay más o menos y esto marca el precio de mercado.
Estos alimentos son un tanto especiales ya que no son ni animales ni verduras, pertenecen al reino funghi. Su forma de reproducirse, de crecer y de alimentarse es diferente, cada una necesita unas condiciones, de altura, de simbiosis con algunos árboles, … A mí me parece apasionante :-). Como se alimentan de la materia orgánica de los suelos, conviene recolectarlas en sitios que sepamos que están libres de contaminantes. Hay algunas que crecen en los parques de las ciudades, pero entre los pises de los perros y la contaminación, quizás no convenga comérselas.
En cuanto a su valor nutricional, la cosa va a variar dependiendo del tipo de seta. Lo que más contienen es agua, prácticamente un 90%, también contienen fibra, algunos minerales como potasio, fósforo, hierro y cobre, algunas zinc y selenio. Vitaminas como la B1 y la B2 y también contienen entre 1,5 y 2,5% de proteínas.
En la cocina dan muchísimo juego, tienen un sabor muy característico que les aporta un toque muy especial a los platos. El otro día os contaba que guisadas con legumbres están genial, pero en realidad le quedan bien a todo! Salteadas con tofu como si fuera un revuelto, en un verdadero revuelto, con pasta o con arroz quedan unos platos brutales, guisadas con patatas, guisadas con seitán, empanadas para meter en un bocadillo, a la plancha, con ajo y perejil, algunas en carpacho, en croquetas, …. mmm, se me hace la boca agua.
Hay algunas que resultan un poco indigestas, se ha visto que depende del sistema digestivo de la persona. Aun así, se recomienda no consumir grandes cantidades.
En el mercado también las vas a encontrar congeladas o deshidratadas. A mí me parecen una buena opción para comerlas el resto del año. Mi madre suele cocinarlas con ajo y perejil y luego las congela para que podamos disfrutar de ellas el resto del año.
Espero que este mini resumen os sirva para aproximaros un poquito más al maravilloso mundo de las setas.